20 noviembre 2012

Sr. Dickens, ante usted hoy me descubro (Oliver Twist I)

Dickens es un monstruo, eso ya es sabido, pero con "Oliver Twist" en una cosa se equivoca.

No se equivoca, evidentemente, con Londinium. En concreto, el barrio de Southwark, en el South Bank (donde, para los Londiniumn-lovers está la Tate Modern, el Borough Market, el London Bridge, el Shard, el Tower Bridge...), no sería lo mismo sin él. Los turistas hasta pueden visitar en una callejuela paralela al río la Clink Prison, pero no queda nada de la Marshalsea Prison, donde estuvo encarcelado el padre del autor, por deudas. El Londinium dickensiano está muy presente en toda la ciudad: el viernes pasado, desde la planta 9 del edificio donde trabajo, la ciudad se veía envuelta en una niebla tan espesa como el cacareado puré de guisantes (mushypeas), y una compa dijo: “parece una novela de Dickens”. Yo más bien pensaba en “The road” de Cormac McCarthy… apocalipsis total, pero igual es mi estado de desesperacion ante el futuro-si no universal, al menos sí planetario. Total que leer a Dickens es darse un paseo por esta ciudad que nos trae locos a unos cuantos. 

Y enlanzado con el “ensuciar” loslibros con subrayados y anotaciones del otro día, mi "Oliver Twist" está lleno de unas “eles” encerradas en un círculo, que llaman la atención sobre que Londinium inunda el párrafo. Por ejemplo…



“(..) the heavy bell of St Paul’s tolled for the death of another day. Midnight had come upon the crowded city. The palace, the night-cellar, the jail, the madhouse; the chambers of birth and death, of health and sickness; the rigid face of the corpse and the calm sleep of the child,-midnight was upon them all”.


Nota: Esta foto, con fantasma y todo, la tomé el sábado en uno de esos paseos del "Londinium encantado", titulado "Fantasmas de la Ciudad Vieja".

Siguiendo en los márgenes, también están llenos de “des” dentro de un círculo. Las "des" corresponden a “descripción”, y (suspiro)… qué descripciones. Son para llorar de emoción, para besar, abrazar tu edición y, como sugerían divagantes el otro día, gritar eso de “cabrón! Por qué escribes tan bien/estás muerto/(añada su frustración personal)?”

Quien no haya leído la novela, ha visto en Navidad algún trozo de la versión cinematográfica de David Lean (1948), o tal vez la última de Polanski (2005), así que conoce la trama. Y si hay una imagen grabada a fuego en el imaginario colectivo, aparte de la del niño rubito con un poco de hollín en la cara pidiendo más comida con un cuenco vacío, es la de Fagin, al que no se corta Dickens es llamar durante la novela “The Jew” (el judío). Y aquí es donde las “des” en círculo se me desbocan, porque así lo describe Dicken (contengan la respiración) escurriéndose sigilosamente por las callejuelas húmedas y sórdidas de la ciudad:


As he glidded stealthly along, creeping beneath the shelter of the walls and doorways, the hideous old man seemed like some loathsome reptile, engendered in the slime and darkness through which he moved, crawling forth by night in search of some rich offal for a meal”.

The Jew sat watching in his old lair, with face so distorted and pale, and eyes so red and bloodshot, that he looked less like a man than like some hideous phantom, moist from the grave, and worried by an evil spirit (…) he bit his long black nails, he disclosed among his toothless gums a few such fangs as should have been a dog’s or rat’s”.



Un horrible fantasma, con la humedad de la tumba… Si no odias ya al Judío… no conoces el traductor de google. Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero reto a un director de cine a fotografiar algo más espeluznante que el ser que tenemos ahora todos en nuestra cabeza, tras leer estos párrafos.

Dickens describe como los ángeles y sí, "Oliver Twist" es uno de los ejemplos tempranos de la novela social, que mezcla realismo con sentido del humor, que intenta llamar la atención sobre un drama que estaba en las calles. Un autor “comprometido”, además de con el lenguaje -que ha de ser su preocupación mayor-, con la sociedad.

Dickens, ante usted hoy me descubro. Pero, Señor Dickens, para mí, en algo se equivoca.

Y lo intentaré explicar mañana.

10 comentarios:

  1. Aunque he ido al traductor de Google y comprobado que sus traducciones son espantosas, no entiendo la frase que se refiere a él.

    Espero con ganas el día de mañana, para conocer en qué se equivocó, pero, es una réplica insustancial, OT es un ejemplo temprano del realismo social, porque fuera del realismo hay muchos ejemplos de "intenciones".

    Es una pena que lo leyera hace tantísimo tiempo que no pueda entrar al trapo del libro directamente. Su capacidad descriptiva, por lo que has puesto hoy, me parece de primera categoría. Desde luego, ya no se podría escribir así: el realismo crudo, hoy por hoy, es una veta agotada. Por la misma razón que se puede copiar a Velázquez, pintar como él, pero sería una repetición sin significado de lo conocido.

    En eso consiste la gloria de leer a los clásicos. Entre otras cosas, para disfrutar con consciencia de los modernos, sabiendo la genealogía de cada imagen, idea o párrafo. Por ejemplo, si se ha visto "El acoradazo Potemkin", el placer de ver la escena del cochecito de bebé cayendo por una escalera en "Los Intocables" de Brian de Palma es más redondo.

    Y tras esta aportación sobre la necesidad de disfrutar de las grandes obras clásicas, que rompieron moldes porque aportaban novedades que cambiaron la escritura, paso a otro comentario para referirme al "tema social".

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  2. Lo que muestra Dickens es la realidad que sucede en la revolución industrial, en el nacimiento del capitalismo, cuando este lo avasallaba todo y no estaba sometido a ninguna regulación; ni los obreros habían comenzado a unirse eficazmente para imponer sus necesidades para seguir manteniendo el sistema con su trabajo. Ha sido una larga historia de luchas, no todas heroicas ni inteligentes ni llevadas por hombres de ética profunda, pero nos apartaron de aquella situación. La situación de la humanidad era espantosa: horarios de 14 o 15 horas de jornada seis días a la semana, a cambio de salarios de hambre.

    La gente no me cree cuando les digo que los historiadores, basándose en la documentación, dicen que la vida media de un trabajador era de 40 años. Media, luego los que morían con 45 o 50 años quedaban compensados con los que lo hacían con 35 o 30.

    Desgraciadamente, el capitalismo, con la caída del comunismo 1.0, ha iniciado una fase tendente a erosionar los derechos y eliminar, tras haber ´comprado o amedrentado a los políticos, los derechos.

    Aquí en España vamos retrocediendo ya a tiempos dickensianos. Un 21% de los españoles ha pasado a acompañar a los que estaban por debajo del umbral de pobreza. Y hoy aparece la noticia de que un 21% de los niños españoles está por debajo de ese umbral.

    Lo mismo se puede decir, en la vieja y rica Europa, de Portugal e Irlanda; con avances en este sentido en Italia.

    Por eso, leer o releer a Dickens es ver el futuro si consentimos que los beneficios de la sociedad sean siempre para el 1% de la población.

    Como chisteó hace 2 o 3 días El Roto: "¿Qué orden económico es este, que crea desorden social?".

    En Dickens está la respuesta.

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  3. Es increíble lo que un relato de ficción puede hacer por cambiar las cosas. Recuerdo que en la feria de las vanidades (la novela de William Mackepeace Tackeray, no confundir con la de Tom Wolfe, que no le llega ni a la suela del zapato), se hablaba mucho de las novelas de Dickens que se publicaban por entregas y de la enorme influencia social que tuvieron, tanto en la calle como en el parlamento. Tackeray habla mucho de "el señor corazón sensible" que va creando estados de opinión sobre la infancia obrera y de cómo la gente comienza a pedir reformas conforme van saliendo las entregas en la prensa. Luego uno lee el manifiesto comunista y ve que viene a decir lo mismo que Oliver Twist. Pero son otras formas: unas formas sin humor que siempre entran mucho peor. Lo hace tan bien ¡que casi se considera literatura infantil! Una demostración más de que un relato bien construído es mucho más eficaz que el racionalismo científico mejor fundamentado. ¡Dónde va a parar!

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  4. mORNING nÁn Y cs, graches por lso comentarios. os intento contestar en el próximo divague. Lo del traductor de google, NáN, era una tontería q aspiraba a decir q si no entiendes inglés, el traductor te habrá explicado cómo era Fagin (pero ya veo q no). A veces me da pena no traducir pq sé q gente q me lee no haba inglés, pero ya hemso hablado de traducir antes, y tal vz me equivoque, pero yo estos textos los leo como la música de la q hablaba CS el otro día, y traducidos la pierden.

    Tb de acuerdo q ciertas cosas de los clásicos no se pueden hacer ahor,a pero me daría con un canto en los dientes si puediera yo describir así.

    CS, ene l próximo divague cuenot un poco la historia de Dickens, y desde donde escribía estas cosas del abuso infantil (no se la shabían contado, vamos)

    muxus!

    di

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  5. La traducción, Di, es tan necesaria como la cocina, ahora que hemos perdido la sana costumbre de comernos los animalitos a bocáos y recién muertos. Si no fuera por la traducción, no podría contar a Wislawa Szymborska entre mis poetas favoritas. Lo que se pierde en transmisión completa, se gana en conocimiento posibilitado.

    Por supuesto que creo que la "descripción" es una de las bases esenciales de la literatura; lo que pasa es que ahora que somos una aldea global, ha desaparecido uno de los objetivos de la descripción. Un autor no necesita describirnos París detalladamente cuando el personaje llega a la ciudad.

    En realidad en la literatura no ha cambiado nada, salvo las necesidades de contar las mismas cosas la humanidad) después de Marx, Eisntein y Freud. Después de Joyce, Kafka y Proust.

    C.S.: también cambia la necesidad (postmarx) de cambiar el modo de contar lo social. Ya no vale "decir" (realismo socialista), hay que usar las técnicas para "representar".

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  6. Siempre el mismo problema, he visto muchos Dickens, pero no he leído ninguno. En mi caja de libros está "Grandes Esperanzas" plastificado, con los fragmentos que has puesto veo que me las podría apañar en inglés, y quizá sería lo mejor, gracias :)

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  7. Píllate el Pickwick, Xisca ¡es el que más mola!

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  8. Engaaaaa que estoy esperando el próximo divagueeeeee

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  9. Esto, No, es lo que yo llamo una cagaprisas.

    Tiempo sin leerte.

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