22 octubre 2010

Mini y la Social Learning Theory-Teoría

Todos los padres y madres que han leído libros de aquello conocido como "parenting" (eso del educar a tu vástago) saben que sus principios se basan en la Social Learning Theory. En una línea: la gente aprende comportamientos tras observar las consecuencias de los mismos. Siguiendo sus principios, podemos incrementar un comportamiento deseable de nuestra hija, o disminuir, hasta extinguir, el comportamiento insoportable de nuestro sobrino. Veamos algunos ejemplos.

A. Si queremos aumentar la frecuencia de un comportamiento, o bien potenciar otro no existente, podemos hacer dos cosas:

1. Aplicar un reinfuerzo positivo (o sea, algo agradable, un premio)
Por ejemplo cada vez que Poppi se recoge su ropa le das una estrella-pegatina, una gominola, un beso, un elogio, etc...

2. Quitar un reinfuerzo negativo (quita algo percibido como malo)
Por ejemplo, si Pepito se ha comido todo en la cena sin moverse de la mesa, le podemos dejar que se quede levantado un rato más (quitamos lo negativo-irse a la cama pronto) y es más probable que al día siguiente cene bien.

D. Si, por el contrario, queremos que un comportamiento disminuya,podemos:

1. Aplicar un reinfuerzo negativo (darle algo malo, castigar)
Por ejemplo, Ricardito le pega una torta a su hermanita, y lo mandas a "Time out" (castigado a su habitación)

2. Quitar un reinfuerzo positivo (quitar algo que le gusta)
Por ejemplo, Gracita no se quiere sentar en su silla, y le quitas el "baby Mozart" que le gusta tanto hasta que se sienta en la silla.

Pero las cosas a veces no son tan sencillas. Y aqui entra el concepto de "atención", que suele ser un Reinfuerzo positivo (o sea, de los que hacen que un comportamiento aumente). Partamos del principio de que un niño siempre quiere atención. Lo ideal es darle "atención de la buena", que consiste en hablar con él, elogiando lo que hace ("me gusta ese color que has escogido para el dibujo"), describiendo lo que hace ("estás jugando muy bien con tu lego") y demás. Con esa atención positiva, no sólo ayudamos al cerebro del niño a que se desarrolle, sino que además estamos plantando las semillas de la autoestima: soy un ser por el que mis padres se interesan, soy un ser digno de amor. Evidentemente, esta atención cuando el ninio hace cosas que queremos que siga haciendo es claramente un Reinfuerzo Positivo: el ninio va a repetir aquello que hemos elogiado, o lo que le hemos puesto una pegatina.

Sin embargo, cuando el niño no consigue esta atención positiva (hay muchos padres que se sienten incómodos, quizás porque ellos mismos recibieron muy pocos elogios cuando estaban creciendo), cualquier atención le sirve. Estamos genéticamente "programados" para buscar que nos atiendan, que nos cuiden: es una herramienta de supervivencia. Entonces el niño empieza a correr por el pasillo, grita, rompe algo... el padre aparece y le grita, se enfada, se sube por las paredes. El niño ha ganado: ha conseguido la atención. Esa atención (aunque en forma de bronca) ha sido un Reinfuerzo Positivo de nuevo: el ninio va a seguir montando bronca, y, seguramente repetir lo que ha hecho.

Qué hay que hacer cuando quieres que un comportamiento disminuya? Quitarle todo Reinfuerzo positivo, en este caso la ATENCIóN. O sea: tienes que ignorarlo. Por ejemplo, cuando un niño berrea porque le has dicho que no puede hacer X, evidentemente si le das X aprenderá en nanosegundos que esa es la manera de obtener lo que quiere. Si te lías a echarle la bronca diciéndole que se calle, el niño está con ello obteniendo tu atención. Si ignoras los berridos, el niño tarde o temprano aprende que no hay nada que hacer, y deja de berrear. El proceso en psicología se llama "extinción".

Un ejemplo ilustrativo de la extinción es la máquina que vende refrescos. Si pones dinero y no sale nada, le darás al boton 37 veces, pero a la 38 te irás: te das cuenta de que no merece la pena seguir con el comportamiento, porque no obtienes nada. Sin embargo, si le das una patada a la máquina y por casualidad te sale la bebida, entonces, qué aprendes? que dando patadas te salen las bebidas (que berreando te dan X). No es una buena idea que aprendan esto.

Bien, con toda esta artillería pesada en mi haber, me lanzo en un concurrido bus londiniumense cada mañana con Mini. Toda la teoría y los principios están en mi cabeza: tengo claro qué es lo que tengo que hacer, pero... qué pasa?

Continuará...

14 comentarios:

  1. (yo no quería tener hijos + Lola quería tener un hijo) = tuvimos un hijo.

    Pero cuando la cosa se abombó y un día vino a casa con la revista Ser Padres, vino mi condición: estamos preparados por decenas de miles de años para tenerlo y cuidarlo. La/lo queremos tener y somos sensatos: nada de revistas ni libros sobre cómo educar a un hijo, que nos liamos y lo convertimos en el centro geográfico del Universo.

    Y fuimos felices y comimos cocido los domingos. Todo lo que estás diciendo es un conocicimiento que te entra con el segundo juego de dientes. Por suerte, los niños son más listos y con cuatro berreos mientras el mundo gira igual qu siempre, han aprendido. Todo bien salvo la cosa esa de las pegatinas, que me parece que por ahí se infiltra el enemigo. Vosotros veréis, claro, que tampoco soy Doctor en Esta Causa.

    Después, Lola quiso tener un segundo hijo y tuvimos un perro estupendo, un pastor belga de capa negra.

    Espero ansioso la continuación, cuando te equivocas de pregunta y respuesta y todo se va al carajo y Mini es una niña, bendita sea, y tú te haces un lío.

    ResponderEliminar
  2. No sé si existe reinfuerzo (supongo que es por el inglés reinforcement), pero yo pondría refuerzo.

    La teoría es la teoría, pero uno no es un autómata al que se le programe y le salgan las decisiones correctas de manera automática.

    ResponderEliminar
  3. oye, qué bueno ese dibujo gran formato.

    ResponderEliminar
  4. Todo lo que has dicho me parece muy inteligente. Sólo añadiría que tarde o temprano la frase "Porque lo digo yo" tiene que acabar saliendo...No siempre, claro, pero a veces es lo único válido.

    ResponderEliminar
  5. Sí, en la teoría todo es muy bonito. Yo intento llevarlo a la práctica pero he de confesar que habitualmente la cago, me temo.

    ResponderEliminar
  6. Pues tienes razón, Docta Anchoa, es una de las dos últimas defensas. La otra, incluso en una casa atea como la mía, se produce en la fase del "por qué es así, "por esto", y "por qué esto", "por aquello", y "por qué aquello"... Es cuando llega el momento de "porque Dios lo hizo así".

    En realidad, no tenía el menor deseo de aprender, solo de entablar conversación a deshoras (Advertencia: no usar este método si en las horas en las que hay que conversar, no se ha hecho).

    ResponderEliminar
  7. Qué difícil es todo eso que comentas...

    Ahora que planteas este tema, me atrevería a decir que tener un único hijo, no te cualifica como padre (doesn´t qualified), por lo menos no en todo su rol. Hay todo un amplio espectro de situaciones que viven los padres con más de un hijo que los que sólo tienen uno se ahorran... Ser padres de un hijo único es como ligth...

    Recuerdo un psiquiatra que comentó algo así como "yo antes no tenía hijos y tenía muchas teorías. Ahora tengo siete hijos y ninguna teoría".

    Espero ansiosa la(s) siguiente(s) parte(s).

    ResponderEliminar
  8. Me tranqulizas, Diva, pero ya me lo podías haber dicho hace 34 años. Mañana tengo con él una cena de despedida, un tet-a-tet, y se lo pienso decir bien clarito: soy un poco-padre, por lo que tú eres un poco-hijo; así que al menos paga el vino, coño.

    ¡Viernes, viernes, yuhu-yuhu, viernes!

    ResponderEliminar
  9. Yo soy muy bueno educando hijos...de otros. Quiero decir que todo visto desde fuera es fácil, pero cuando estas ahí, en el momento cena, te olvidas del refuerzo, el reinfuerzo y su autoestima y le dices "acabate la puta cena o te comes hasta las pegatinas..." porque eres humano, estás hasta los huevos y asi...
    Por eso es tan fácil educar a un perro.

    ResponderEliminar
  10. Pues a mí,GV, tu sistema me parece un buen refuerzo... siempre que no sea el comprtamiento habitual.

    A veces necesitan seguridad. Para que el pequeño durmiera, por parte de L todo eran contemplaciones y falsos acuerdos. Cuando intervenía yo con el "Te duermes de una puta vez o hablamos en serio", el angelico pensaba que en una casa así estaba tranquilo, y se dormía.

    Que tampoco se trata de cogérnosla con papel de fumar con los angelicos, que nos toman la medida enseguida.

    ResponderEliminar
  11. Una entrada sobre el tema

    http://claudia-encuentros.blogspot.com/2010/09/dosificando-besos-y-abrazos.html

    ResponderEliminar
  12. Di, me quedo con la enseñanza de todo esto: a la de 37 debo dejar de darle al botón de la máquina de suéps de naranja y comprender que nunca voy a tener esa lata por la que ya he pagado. Siempre he sentido una gran inseguridad en esos casos, ya que siempre pienso que quizás a la siguiente vez que le dé al botón saldrá la lata. Por lo menos ahora ya sé que son 37. Que me acuerde, 37, 37, 37, 37, 37, 37, 37...

    ResponderEliminar
  13. No me resisto a escribir.

    Ah, qué descojone. Y qué bonita la teoría. ¿Suele ser así en la práctica? Me gustaría verlo. Desde luego espero la continuación.

    A lo mejor vuestra niña es especial y funciona con eso de las pegatinas y no con el imperativo (que usamos) cuando te tienen hasta los mismísimos...

    ResponderEliminar
  14. Ajjjj, las yemas de mis dedos están haciendo flexiones para contestaros a estos divagues.

    (horas después)

    Tanta flexión que no me dejan los de blogger ni colgarlo aquí por su (ehem) extensión (Proust un aprendiz)... así q emulando a uno de nuestros clásicos blogueros, el domingo q todos dormiréis lo subo como divague en condiciones.

    Japi finde...

    ResponderEliminar

Comenten bajo su propio riesgo, sin moderación. Puede ser divertido.