Si no las escribo, las cosas no han llegado a término, solo las he vivido (A Ernaux)
La vida real no está a la altura de escribir sobre ella (J Eugenides)
Lo que me interesan son los errores, fruto de la pasión, los errores que se cometen arriesgando (G Steiner)
En la calle, codo a codo, somos mucho más que dos (M Benedetti)
Escribir es persuadir a un extraño de que se quede (R Cusk)
El camino del exceso conduce a la sabiduría (W Blake)
Sobre qué cielos vierten sus lágrimas los ángeles zurdos.
Qué tristezas azuladas, qué nubosas costumbres languidecen como plumas desprendidas.
Quizá si en la bandeja de la tarde colocaran suavemente la luz hundida de su sonrisa, quizá entonces, recogeríamos las plumas caídas.
Volaríamos con los ojos cerrados junto al sol, derretida, desangeladamente: ícaros puros, ulises felices, en el instante, placentero, inicial, de la caída.
Gracias Anónimo, quiero pensar que mis azules te han inspirado (volar, volar, caer, rmeontar). Y gracias José Luis, quién no hace buenas fotos con ese cielo y ese mar.
La vida me rodea, como en aquellos años ya perdidos, con el mismo esplendor de un mundo eterno. La rosa cuchillada de la mar, las derribadas luces de los huertos, fragor de las palomas en el aire, la vida en torno a mí, cuando yo aún soy la vida. Con el mismo esplendor, y envejecidos ojos, y un amor fatigado.
¿Cuál será la esperanza? Vivir aún; y amar, mientras se agota el corazón, un mundo fiel, aunque perecedero. Amar el sueño roto de la vida y, aunque no pudo ser, no maldecir aquel antiguo engaño de lo eterno. Y el pecho se consuela, porque sabe que el mundo pudo ser una bella verdad.
aquel antiguo engaño de lo eterno que pudo ser una bella verdad
Esto lo has colgado para darte ánimos, ¿no? Acabo de leer lo de tu semana. Terrrrrrible, no querría estar en tu pellejo. Ánimo.
Las fotos espectaculares. Tus otros lectores, o sea los que no son como yo, o sea otra vez los leídos y poéticos las han acompañado muy bien con sus versos. Precioso.
Sobre qué cielos
ResponderEliminarvierten sus lágrimas
los ángeles zurdos.
Qué tristezas
azuladas,
qué nubosas costumbres
languidecen
como plumas
desprendidas.
Quizá
si en la bandeja de la tarde
colocaran suavemente
la luz hundida
de su sonrisa,
quizá entonces,
recogeríamos
las plumas caídas.
Volaríamos
con los ojos cerrados
junto al sol,
derretida,
desangeladamente:
ícaros puros,
ulises felices,
en el instante,
placentero,
inicial,
de la caída.
Bellos y soleados paisajes, muy bonitos.
ResponderEliminarSaludos
Gracias Anónimo, quiero pensar que mis azules te han inspirado (volar, volar, caer, rmeontar). Y gracias José Luis, quién no hace buenas fotos con ese cielo y ese mar.
ResponderEliminarSalud
Cuando yo aún soy la vida de Francisco Brines
ResponderEliminarLa vida me rodea, como en aquellos años
ya perdidos, con el mismo esplendor
de un mundo eterno. La rosa cuchillada
de la mar, las derribadas luces
de los huertos, fragor de las palomas
en el aire, la vida en torno a mí,
cuando yo aún soy la vida.
Con el mismo esplendor, y envejecidos ojos,
y un amor fatigado.
¿Cuál será la esperanza? Vivir aún;
y amar, mientras se agota el corazón,
un mundo fiel, aunque perecedero.
Amar el sueño roto de la vida
y, aunque no pudo ser, no maldecir
aquel antiguo engaño de lo eterno.
Y el pecho se consuela, porque sabe
que el mundo pudo ser una bella verdad.
aquel antiguo engaño de lo eterno que pudo ser una bella verdad
Un lugar precioso y unas fotos impresionantes.
ResponderEliminarEsto lo has colgado para darte ánimos, ¿no? Acabo de leer lo de tu semana. Terrrrrrible, no querría estar en tu pellejo. Ánimo.
ResponderEliminarLas fotos espectaculares. Tus otros lectores, o sea los que no son como yo, o sea otra vez los leídos y poéticos las han acompañado muy bien con sus versos. Precioso.
que bien un poquito de calor para mi cuerpo. Esas fotos transmiten.
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