Como sigo sin internet (ni teléfono!), no me queda otro remedio que colgar un refrito. No suelo escribir crónicas de libros que no me han gustado, pero "Corazón tan blanco" de Javier Marías me dió para uno de esos chats vía email pre-blog con quien me lo recomendó. Además, al final está la crónica del Pedalista (así que hoy "dos por uno"). Disculpadme por no traducir a Auden en su cita sobre croniquear lo no-disfrutado, pero la vida es dura sin conexión...
"Attacking bad books is not only a waste of time but also bad for the character. If I find a book really bad, the only interest I can derive from writing about it has to come from myself, from such display of intelligence, wit and malice as I can contrive. One cannot review a bad book without showing off" (W.H. Auden)
Corazón tan blanco, q no ha logrado robar el mío, tal vez porque aspira a ser tan rojo. Y además es del Madrid. Y eso q lo tenia fácil: con Macbeth one cannot go wrong. A mi Shakespeare me lo pone encarnado, escarlata (el corazón, se entiende). Es mas, en uno de mis múltiples escritos inacabados (no me diagnostiques, ya lo hago yo) uso en un punto justamente alguna metáfora de Macbeth ("Will all great Neptune’s ocean wash this blood/Clean from my hand? No; this my hand will rather/The multitudinous sea incarnadine/Making the green one red") Arghhhhhhhhhhhhhhh. Sus manos manchadas de sangre tras The DEED (q tanto repite Marías) tiñe el mar verde de rojo-rojísimo. Otro hipoputa el bardo, como el gran cronopio, q nos quita a los pobres aprendices de brujos las ganas de escribir.
Marías sin embargo, me da ganas de escribir. Formalmente no me ha aportado casi nada... no hay frases de esas cuya belleza exalta (no sé, "el patio nevado de luna" de Landero, o "cómo se van sucediendo los humores en los alambiques de mi alma" de Martin Gaite, y tantos…), no hay esa intensidad pasional q altera, no sé, Lope ("eso es amor, quien lo probó lo sabe").
Y reitero lo de pretencioso pq Marías cree q lo q le salva son esos largos párrafos pseudofilosóficos en los q elucubra sobre alguno de los grandes temas del libro. Algunas de las reflexiones me han parecido mas o menos interesantes (luego entro), pero para eso yo leo ensayos, no novelas, en las q necesito q la forma me enamore. Vale, he de admitir q las ultimas paginas me han reconciliado un poco pq la manera como cierra el libro es lograda, y empieza a tomar de aquí y de allá, y entonces una brizna q dejo reiteradamente en la pagina 30, 68, 189, y 364 se recoge y tiene sentido. Aunque no salve al libro.
El contenido... bufff. Entremos al trapo, y menudo temita: los secretos. Partamos de la siguiente:
“Todo aquello no era en si mismo un secreto o podía no haberlo sido, pero quizás ya lo era por haberlo callado (…) el secreto no tiene carácter propio, lo determinan la ocultación y el silencio, o la cautela, o tb el olvido, no comentar ni contar pq escuchar es lo mas peligroso y no es evitable, y es solo entonces cuando suceden las cosas, cuando no se relatan, contarlas es espantarlas y ahuyentar los hechos”
Totalmente de acuerdo: contar es ahuyentar, espantar, desmitificar. Por el hecho de callar algo, por pequeño q fuera, le estamos dando una importancia q tal vez no tuvo. Técnica retórica para enganchar al lector: personalización. Quizá llega un momento en el q las cosas quieren ser contadas, ellas mismas, quizás para descansar, quizás para hacerse por fin ficticias. Aquí el amigo Marías vuelve a algo tan viejo como q contar es por definición alterar, manipular, tergiversar, incluso cuando es algo pasivo y no lo intentamos. Pero claro, no has descubierto la rueda: contamos spr nuestra versión, y en cuanto q versión es algo q no corresponde exactamente con lo q seria la versión del otro, y así hasta el infinito. Pq no existe la Verdad, como nos dice, solo versiones de la misma.
Y sigue “Quizá hay q aceptar el engaño, q es parte de la verdad como la verdad del engaño”. Pero el engaño es un proceso activo y no es parte ni siquiera de la versión, o q se lo digan al q lo padece (el engaño, o el secreto). Creo q la versión, aunque sea ficticia y solo una aproximación a la verdad, da siempre libertad al q la recibe. El silencio, la ocultación, incluso para proteger es malo. El desvelar el secreto (o aun mejor, el no darle importancia y nunca ocultarlo, aunque no sea facil hilar una palabra con la otra para describir una situación en la q nos metimos, q desde fuera y a toro pasado, sabemos q no deberíamos), es intrínsecamente liberador para el q lo cuenta, y sobre todo para el q lo recibe. No entiendo a esa gente q dice “si haces tal o cual, prefiero no saber”. Esa gente esta activamente pidiendo q les quiten el control sobre su propia vida, están pidiendo vivir anestesiados, vivir en una mentira, ser esclavos.
Tener la información (perdón, versión) es jodido siempre, pq conlleva decidir, mojarse y tomar las riendas de tu vida. Puede esa persona luego decidir, por ejemplo, matarse como hizo la segunda mujer del padre del protagonista (Ranz). La prefiero muerta por su mano q viva sin saber q su marido mato para estar con ella. Ranz no guardo silencio pq pensaba q ya la tenia, creía q no tenia nada q perder, y ese fue su error (Guarda silencio quien ya tiene algo y puede perderlo, no quien ya lo perdió o esta a punto de ganarlo).
Marías sin embargo, me da ganas de escribir. Formalmente no me ha aportado casi nada... no hay frases de esas cuya belleza exalta (no sé, "el patio nevado de luna" de Landero, o "cómo se van sucediendo los humores en los alambiques de mi alma" de Martin Gaite, y tantos…), no hay esa intensidad pasional q altera, no sé, Lope ("eso es amor, quien lo probó lo sabe").
Y reitero lo de pretencioso pq Marías cree q lo q le salva son esos largos párrafos pseudofilosóficos en los q elucubra sobre alguno de los grandes temas del libro. Algunas de las reflexiones me han parecido mas o menos interesantes (luego entro), pero para eso yo leo ensayos, no novelas, en las q necesito q la forma me enamore. Vale, he de admitir q las ultimas paginas me han reconciliado un poco pq la manera como cierra el libro es lograda, y empieza a tomar de aquí y de allá, y entonces una brizna q dejo reiteradamente en la pagina 30, 68, 189, y 364 se recoge y tiene sentido. Aunque no salve al libro.
El contenido... bufff. Entremos al trapo, y menudo temita: los secretos. Partamos de la siguiente:
“Todo aquello no era en si mismo un secreto o podía no haberlo sido, pero quizás ya lo era por haberlo callado (…) el secreto no tiene carácter propio, lo determinan la ocultación y el silencio, o la cautela, o tb el olvido, no comentar ni contar pq escuchar es lo mas peligroso y no es evitable, y es solo entonces cuando suceden las cosas, cuando no se relatan, contarlas es espantarlas y ahuyentar los hechos”
Totalmente de acuerdo: contar es ahuyentar, espantar, desmitificar. Por el hecho de callar algo, por pequeño q fuera, le estamos dando una importancia q tal vez no tuvo. Técnica retórica para enganchar al lector: personalización. Quizá llega un momento en el q las cosas quieren ser contadas, ellas mismas, quizás para descansar, quizás para hacerse por fin ficticias. Aquí el amigo Marías vuelve a algo tan viejo como q contar es por definición alterar, manipular, tergiversar, incluso cuando es algo pasivo y no lo intentamos. Pero claro, no has descubierto la rueda: contamos spr nuestra versión, y en cuanto q versión es algo q no corresponde exactamente con lo q seria la versión del otro, y así hasta el infinito. Pq no existe la Verdad, como nos dice, solo versiones de la misma.
Y sigue “Quizá hay q aceptar el engaño, q es parte de la verdad como la verdad del engaño”. Pero el engaño es un proceso activo y no es parte ni siquiera de la versión, o q se lo digan al q lo padece (el engaño, o el secreto). Creo q la versión, aunque sea ficticia y solo una aproximación a la verdad, da siempre libertad al q la recibe. El silencio, la ocultación, incluso para proteger es malo. El desvelar el secreto (o aun mejor, el no darle importancia y nunca ocultarlo, aunque no sea facil hilar una palabra con la otra para describir una situación en la q nos metimos, q desde fuera y a toro pasado, sabemos q no deberíamos), es intrínsecamente liberador para el q lo cuenta, y sobre todo para el q lo recibe. No entiendo a esa gente q dice “si haces tal o cual, prefiero no saber”. Esa gente esta activamente pidiendo q les quiten el control sobre su propia vida, están pidiendo vivir anestesiados, vivir en una mentira, ser esclavos.
Tener la información (perdón, versión) es jodido siempre, pq conlleva decidir, mojarse y tomar las riendas de tu vida. Puede esa persona luego decidir, por ejemplo, matarse como hizo la segunda mujer del padre del protagonista (Ranz). La prefiero muerta por su mano q viva sin saber q su marido mato para estar con ella. Ranz no guardo silencio pq pensaba q ya la tenia, creía q no tenia nada q perder, y ese fue su error (Guarda silencio quien ya tiene algo y puede perderlo, no quien ya lo perdió o esta a punto de ganarlo).
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Aquí va el Pedalista (que no sabe nada de esto..)
Una de las cosas que más me ha llamado la atención del libro ha sido que hasta la página 343 no aparece el nombre del protagonista, o por lo menos, del narrador, ya que es una novela (¿?) coral. La verdad es que no sé si es o no una novela, porque el narrador no habla nunca de sus sentimientos y eso la hace muy fría. Cuando habla de los sentimientos de los demás, lo hace de unos sentimientos intelectualizados y siempre los presupone. Los diálogos no son vivos, no son fluidos, excepto ocasionalmente.
La trama, la percha donde cuelga el vestido de la forma, está muy bien llevada. Todo el libro es la preparación de la explicación de lo que pasa en el primer capítulo, casi en la primera página. En ese sentido la estructura es perfecta y la culminación redonda. Sin embargo uno nunca se siente cercano a esos personajes, no hay afecto entre ellos, todo está demasiado intelectualizado y pensado como para que el libro fluya.
La forma es curiosa. A veces retuerce la sintaxis hasta la exasperación, del lector y de la sintaxis misma, y no sé muy bien cuál es el objetivo. No creo que la irritación, pero nunca se sabe. También repite constantemente expresiones, ideas, frases, comparaciones y metáforas, y lo hace, para mi gusto, tan a menudo que al final uno se aburre. Hay que andar con cuidado con esas cosas, porque el lector puede ser lo suficientemente inteligente como para hacer esas asociaciones por sí mismo, y no digo que a veces no haya que provocarlas, pero abusar de ellas es una forma de llamar tonto al lector, e indirectamente a sí mismo.
El tema de fondo es muy interesante pero la tesis que mantiene durante todo el libro parece que se cae al final. O no. De todas formas, los secretos guardados y los secretos padecidos darían para un ensayo mucho más pasional que esta novela. Ese tema tratado de otra forma podría ser mucho más cercano al lector que lo que lo hace Javier Marías, que siempre conserva mucha distancia y eso transpira por todo el libro.
Una de las cosas que más me ha llamado la atención del libro ha sido que hasta la página 343 no aparece el nombre del protagonista, o por lo menos, del narrador, ya que es una novela (¿?) coral. La verdad es que no sé si es o no una novela, porque el narrador no habla nunca de sus sentimientos y eso la hace muy fría. Cuando habla de los sentimientos de los demás, lo hace de unos sentimientos intelectualizados y siempre los presupone. Los diálogos no son vivos, no son fluidos, excepto ocasionalmente.
La trama, la percha donde cuelga el vestido de la forma, está muy bien llevada. Todo el libro es la preparación de la explicación de lo que pasa en el primer capítulo, casi en la primera página. En ese sentido la estructura es perfecta y la culminación redonda. Sin embargo uno nunca se siente cercano a esos personajes, no hay afecto entre ellos, todo está demasiado intelectualizado y pensado como para que el libro fluya.
La forma es curiosa. A veces retuerce la sintaxis hasta la exasperación, del lector y de la sintaxis misma, y no sé muy bien cuál es el objetivo. No creo que la irritación, pero nunca se sabe. También repite constantemente expresiones, ideas, frases, comparaciones y metáforas, y lo hace, para mi gusto, tan a menudo que al final uno se aburre. Hay que andar con cuidado con esas cosas, porque el lector puede ser lo suficientemente inteligente como para hacer esas asociaciones por sí mismo, y no digo que a veces no haya que provocarlas, pero abusar de ellas es una forma de llamar tonto al lector, e indirectamente a sí mismo.
El tema de fondo es muy interesante pero la tesis que mantiene durante todo el libro parece que se cae al final. O no. De todas formas, los secretos guardados y los secretos padecidos darían para un ensayo mucho más pasional que esta novela. Ese tema tratado de otra forma podría ser mucho más cercano al lector que lo que lo hace Javier Marías, que siempre conserva mucha distancia y eso transpira por todo el libro.
Vamos que si hasta el Peda tiene que escribir en el blog...... Me planto ein?
ResponderEliminarPreparate di, la que vas a recibir de viveiro... El hombre lleva años y años recomendandome a Marias.Lo he intentado. No voy a ser profundo, ni quiero (igual nisiquiera puedo) ser profundo simpllemente me aburro.
ResponderEliminarAh, Marias...cuán incomprendido.
ResponderEliminarMarias es un contador de historias. Quiza ese es su problema, que la gente piensa que va a hacer algo más y el sólo cuenta historias. Lo que pasa es que el pensamiento es más rápido que la acción, mientras haces algo piensas mucho más de lo que haces...y eso es lo que narra marias. lo que piensa y hace cada personaje, sin juzgar y sin implicarse. Pero te da todos los elementos de lo que transcurre, lo que dicen lo que hacen, lo que piensan...
Y eso da páginas como la 83 de Corazón tan blanco. Una maravilla que deberian leer en las bodas en vez de tanta epistola de S. Pablo...
Creo que Marias hay que leerlo repetidamente, hasta que le coges el punto, el ritmo. Entonces lo disfrutas
Apuntadme en la lista de los que consideran a Marías insufrible, please. Le di una oportunidad y el muchacho la desaprovechó. Con la de buenos libros que hay ahí fuera todavía...
ResponderEliminarA mí también me aburrió en "Mañana en la batalla piensa en mí". ¿O fue "Corazón tan blanco"? Juro que ni me acuerdo, fijate lo que me marcó... Creo que no pasé de la mitad del primer capítulo. Y sus artículos de "El País"... pues según y como, hay días que me los leo enteros, otros los empiezo y abandono. No tengo yo feeling con Marías, no.
ResponderEliminarDiva,ya sabes q si tu me dices ven, lo dejo todo. Borremos al Peda!
ResponderEliminarTxelos & Teresa: a mi no me aburrio, simplemente formalmente no me gusta.
ResponderEliminarViveiro, mirare la pagina 83 de "Corazon". A mi no me preocupa q hable de pensamientos, es mas, no me gusta la literatura de accion per se. Ya se q spr me repito pero a mi me gusta algo q este escrito de una manera "bonita" y su "manera" no me lo parece. De repente, planta un parrafo q podia ser de ensayo, q es lo q piensa un personaje, pero q a mi me suena un poco pegote y pretencioso... "mira q profundo soy". Si, vale, lo eres, pero q tal empezar a escribir algo de literatura? Pero eso va con gustos, a ti te gustara su forma y no te gustara la de algunas de mis vacas sagradas.
ResponderEliminarBasaja: en una de esas noches de tele cuando paso por Vetusta, en un programa literario hablaban de los libros del anio. Cual es el peor? preguntaron. Y un tio, todo serio dice: el anio q publica Marias no hay duda de cual es el peor libro del anio.
ResponderEliminarYo soy de los que considera a Javier Marías muy sobrevalorado. No tengo duda de que será inteligentísimo, que tiene una cultura amplísima. Que escribe con una erudición digna de loa, pero es muy pesado. Para mí tanto en las novelas como en las columnas. Estoy con Teresa en que hay algunas buenas, pero no es mi tipo de escritor. Lo que recuerdo de Corazón tan blanco es cuando está pensando en bajar a darle dinero al tío del organillo para que se vaya a otro sitio y luego tiene los remordimientos de si le atropellan por irse al sitio que él le dijo... demasiado 'cerebral' para mí. A mi madre le encanta, pero a mí no.
ResponderEliminarNo he leído ninguna novela de él. Pero en general, los artículos de El País me gustan. Quizá en ellos no tenga espacio para "desplegar sus encantos" y por eso todavía no estoy desencantada. Sí,ya sé que no podemos comparar un artículo con una novela.
ResponderEliminarSí que es cierto, como decís, que en ellos parece demasiado cerebral. Muchas veces también resulta pedante y parece estar pensando cuando escribe: "fíjate en lo que acabo de escribir, que soy la leche de listo, profundo, intelectual, filosófico".
A decir verdad, lo que a mí me gusta de sus artículos es la mala baba que desprenden algunos. El tío está enfadado con el mundo, todo le molesta, todo le saca de quicio, se queja por todo. Un auténtico Mr. Grumpy.
Y yo me descojono imaginándolo echando pestes sobre las obras de Gallardón, Aguirre y compañía, o sobre la invasión obligatoria de religiosidad a la que se ve sometido cuando llega la Semana Santa. Sí o sí, tiene que soportar y sufrir las expresiones de religiosidad del resto, siendo él un ateo confeso.
Uno de los que más me gustó fue uno que ponía a parir (antes del fallo final) lo de la candidatura de Madrid como sede Olímpica de 2012. Además de criticar los gastos que eso conllevaba, señalaba que Madrid no iba a ganar y decía por qué. Me reí mucho.
Así que para mí Marías en sus artículos es un cachondo. No se puede vivir tan amargado, ja, ja, ja
Yo prefiero la mala baba de Pérez-Reverte. Es más como lo siento yo. Más de estar hasta los mismísimos.
ResponderEliminarJavier Marías es más de una ironía que muchas veces se me escapa. Será que no tengo el nivel suficiente para apreciarlo.
I love Pérez Reverte
ResponderEliminarPerez Reverte es una miaja cansino en sus artículos. Y un barnizador de novelas vulgares.
ResponderEliminarNo,no y no.
Puede que sea machacón, pero a mí me gusta. Y sus novelas, también (salvo Alatriste que solo pude leerme la primera y con dificultad). Donde esté Dumas que se quite Alatriste, pero tiene novelas muy buenas como la Piel del Tambor o el Pintor de Batallas. La última ya la tengo esperando turno para este verano.
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